Alteridad (del latín alter:
el "otro" de entre dos términos, considerado desde la posición del
"uno", es decir, del yo) es el principio filosófico de
"alternar" o cambiar la propia perspectiva por la del "otro",
considerando y teniendo en cuenta el punto de vista.
El
término “alteridad” se aplica al descubrimiento que el “él” hace del “otro”, lo
que hace surgir una amplia gama de imágenes del otro, del “nosotros”, así como
visiones múltiples del “él”. Tales imágenes, más allá de las diferencias,
coinciden todas en ser representaciones más o menos inventadas de personas
antes insospechadas, radicalmente diferentes, que viven en mundos distintos
dentro del mismo universo.
La
alteridad también puede entenderse a un nivel más amplio. El encuentro entre
dos países o dos pueblos implica poner diferentes formas de vida frente a
frente. Si hay voluntad de alteridad, la integración podrá ser armónica, ya que
cada pueblo respetará las creencias del otro. Ese diálogo, por otra parte,
enriquecerá a ambos. En cambio, si no hay alteridad, el pueblo más fuerte
dominará al otro e impondrá sus creencias. Eso ocurrió, por ejemplo, a partir
de la llegada de los conquistadores europeos a América
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